Francisco: “Si no salen las instituciones se convierten en una ONG pero la Iglesia no puede ser una ONG.”

[box type=”shadow”] “Como consecuencia de esta Jornada Mundial de la Juventud espero lío, aquí adentro habrá lío. Aquí en Río habrá lío. Pero quiero lío en las diócesis. Quiero que se salga afuera. Quiero que la Iglesia salga a las calles. Quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea comodidad, clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos. Las parroquias, los colegios, las instituciones están para salir. Si no salen las instituciones se convierten en una ONG pero la Iglesia no puede ser una ONG.” [/box]

Así decía el Santo Padre Francisco a los miles de jóvenes argentinos que explotaron de júbilo al escuchar estas palabras. Buscando una frase comparativa en la Sagrada Escritura sería: “Amen a sus enemigos”. Es decir, debemos ser motivo de “escándalo” pero como consecuencia del amor a Dios que se manifiesta en el amor al prójimo y la búsqueda del bien común. Y si buscamos la frase de algún santo para comparar sería la de San Agustín “Ama y haz lo que quieras”.

“Si no salen las instituciones se convierten en una ONG pero la Iglesia no puede ser una ONG.", dijo Francisco. (imagen revistaecclesia.com)
“Si no salen las instituciones se convierten en una ONG pero la Iglesia no puede ser una ONG.”, dijo Francisco. (imagen revistaecclesia.com)

“Quiero lío”, significa jóvenes revélense ante las injusticias, ante el odio, ante la indiferencia, ante la desigualdad, ante la pobreza, ante los abusos de poder, etc. Ese es el lío que el Santo Padre espera de los jóvenes, pero que debe ser la actitud de todo cristiano. No puede callarse ante las injusticias sociales. Un cristiano ante estas situaciones debe actuar con un amor puro y radical.

Este mensaje del Santo Padre, busca despertar en los jóvenes la decisión de vivir con radicalidad la fe. Esa fe que se convierte en obras concretas de amor, de solidaridad, de perdón. Esa fe que se revela ante una sociedad fría que no se conmueve con la necesidad del prójimo. Esa fe que quiere ser sal y luz de la tierra, que lucha contra la corrupción en todas las esferas de la sociedad y que también se da dentro y fuera de la Iglesia.

Pero el Santo Padre es tan inspirado y maneja tan bien la comunicación, que no habló sólo a los jóvenes que estaban allí. Fue un mensaje claro para la jerarquía de la Iglesia, para los obispos, para los sacerdotes. Que no se queden en la comodidad de sus despachos, que dejen de lado la apatía, que no se aíslen del pueblo que los necesita, sino que sean discípulos-misioneros que evangelizan con su testimonio de vida y que tengan “olor a oveja”.

El Papa Francisco estaba gritando no solo a los que estaban allí, sino al mundo entero: “ámense”. Es decir preocúpense y ocúpense de lo que pasa en sus comunidades. Estaba diciendo: “anuncien y denuncien”. No sean solo espectadores, sino que sean protagonistas de la historia, no se dejen manipular. Les estaba exhortando a revelarse, pero una revolución que genere evolución.

Hagan “lío”, es decir, señores a sacudirse se ha dicho. Lo que en Aparecida nos propusieron los obispos. Salir al encuentro de las personas, de los alejados, de los desamparados. A renovar la Iglesia por dentro y por fuera.

Bienvenido el “lío” en el que Cristo nos ha metido y que el Papa Francisco nos recuerda hoy.

Redacción de Mariano Mercado R., secretario ejecutivo Pastoral de Comunicación – CEP- CELAM, Paraguay