“No soy partidario de la corrupción y la injusticia dentro del fútbol”
El “Sheriff”, como lo apodaban por ser autoritario no tuvo inconvenientes para criticar a los dirigentes y, expresar que los árbitros tienen salarios de mendigos
POR ÓSCAR GAVILÁN
El ex árbitro mundialista argentino, Javier Alberto Castilli, de la década del 80 hasta 1998, apodado el “sheriff”, por imponer autoridad con su carácter y decisiones dentro del campo de juego y, exhibir las tarjetas rojas y amarillas ante una eventual jugada desleal, no tuvo problemas para dialogar con el Diario La Nación en el lobby de su hotel, con la elegancia, pulcritud y amabilidad que lo caracteriza y, respondió todas nuestras inquietudes y, compartió su experiencia dentro de la carrera arbitral, los factores negativos que dañan a los jueces, al fútbol y su entorno, así como la imperiosa necesidad de las modificaciones dentro del arbitraje mundial, para que esta disciplina deportiva sea un espectáculo, en donde exista una convivencia democrática, entre jugadores, árbitros, dirigentes y la afición deportiva y, que la corrupción y los vicios que se han naturalizado no tengan espacios.

-¿Cómo se produjo su acercamiento al arbitraje?
-La verdad que ni yo lo pensé, quería ser periodista deportivo y, ocasionalmente descubrí la inscripción para árbitros en la Argentina. Pero, por cosas del destino, me visto seducido por el arbitraje y me atrapó.
-¿Esperabas ser un árbitro con estilo propio en la Argentina y, mundialista en Francia 98?
-Cuando uno hace un balance de la carrera arbitral, no hace más que recordar aquellos buenos momentos. Soy una persona muy agradecida de todo lo que me ha dado el fútbol en general y siempre lo guardo con mucho cariño.
-¿Le molesta que lo identifique como autoritario por la facilidad de exhibir las tarjetas rojas?
–Aquel que diga que yo soy autoritario es porque es un ignorante, no tiene la más mínima idea de lo que es el autoritarismo, de lo que es la arbitrariedad, de lo que significa el juego de la convivencia democrática en un país, en donde se tiene que compartir un espacio y un tiempo, defender el derecho del otro y comprender el derecho del otro, eso requiere el cumplimiento irrestricto de las normas, porque sino es un caos. Quien es el que aplica las normas somos los árbitros. Gracias a Dios hoy yo camino por las calles con la cabeza levantada, me saludan y recuerdan y, eso me reconforta. Pero he realizado un gran esfuerzo en su momento, pero también he pasado momentos muy difíciles con mi familia, porque Argentina es una sociedad que acude a la ley cada vez que le resulta conveniente, el cumplimiento de la ley está directamente con la conveniencia y la comodidad. En aquellos tiempos tuvimos grandes avasallamientos de derechos por ley o reglamentos estaban consagrados en el juego. Yo no hice otra cosa que responder a mi naturaleza, y no me arrepiento ni me molesta escuchar las protestas de la gente.
-¿ Qué opinas de la corrupción y las injusticias dentro del fútbol?
-No acepto la corrupción y las injusticias, no solamente en el fútbol, sino dentro de la misma vida, en mi participación política obedece a esa actitud no contemplativa con la corrupción e injusticia. En el arbitraje ocurre exactamente, uno no puede cruzarse los brazos y, esperar que los demás cambien. El hombre tiene que tener actitud ante la responsabilidad, demostrar coherencia entre lo que piensa, dice y, en lo que en definitiva termina haciendo. Yo siempre me he esforzado para que eso se cumpliera. Una de las grandes frases que llevo en el arcón de mis máximas, es la de Miguel Cervantes quien sostuvo, “un caballero se avergüenza de que sus palabras son mejores que sus actos”.
-¿Es muy grande la responsabilidad de árbitros?
–Los árbitros profesionales con insignia FIFA, no solo dirigen en los mejores estadios, no solo dirigen a los mejores jugadores del mundo, se hospedan en los mejores hoteles, y hoy día ya comienzan a percibir un dinero importante, es por eso que los árbitros tienen una responsabilidad histórica en sus actos, tienen el peso de ser los puntos de referencias para aquellos que vienen atrás. Los aspirantes están permanentemente observando a los árbitros internacionales. Es por eso, cuando vemos a los jueces con insignia FIFA administrar injusticia, siendo permeable a las presiones, no garantizando la seguridad jurídica, y siendo un barrilete que va del lado del viento de la tormenta del poder de turno, creo que se está haciendo un grave daño al futuro del arbitraje. En mi caso personal he denunciado hechos que no me gustaron dentro del ámbito arbitral y, eso propició a mi renuncia como juez.
-¿A su criterio, existe honestidad dentro del arbitraje?
-Desde los albores del fútbol, cuando se necesito primero y se requirió después de alguien de viniera a decirle a los dos equipos, cual era la solución, siempre se sospecho de la honestidad, desde el principio del siglo pasado. Siempre la figura del árbitro no solo es controversia sino que es una fuente generadora de suspicacias y de sospechas permanentes. Se pierde por culta de los árbitros, y se gana a pesar del árbitro, esa es la máxima del fútbol. Y cuando mayor es el interés económico alrededor de las competencias, mayores serán las sospechas de que existieron motivaciones económicas o presiones políticas, eso ocurre en todos los países del mundo. Esto es los árbitros y los periodistas tienen que entender.
¿Cómo uno gana autoridad en el campo de juego?
-La autoridad se gana con la credibilidad. La autoridad no se compra en la farmacia, esa credibilidad se construye a través de la historia personal de cada uno, con la previsibilidad. Una persona puede ser cuestionada por su fallo, podemos estar de acuerdo o no pero si es coherente, todos se quedan tranquilos, esto se construye partidos tras partidos, esta historia personal se transmite con la confianza y con la transparencia. La lectura de las faltas es la madre de todas las batallas dentro del arbitraje. Con esa actitud el jugador acepta esa autoridad y la respeta. El árbitro también debe tratar con respeto al jugador, no agredirlo verbalmente, no tutearlo y mucho menos bromear o simpatizar con alguno de ellos.
-¿Cómo se llega ser un árbitro intelectual?
-El árbitro siempre está en un permanente perfeccionamiento y crecimiento, en la parte técnica y física, aún en el partido final más importante de su carrera hasta dejar de serlo. Yo creo que el árbitro tiene que tener bien en claro, para que está allí adentro, si intelectualmente no está capacitado para incorporar esos conceptos tan abstractos, elaborarlos y articularlos tiene que dar un paso al costado. Los instructores se equivocan al promocionar figuras nuevas, sin experiencias, es como tirarlos a los leones. Hay que hacer un seguimiento personalizado, comprenderlos, entenderlos, acompañarlos y contenerlos y, para eso los instructores tienen que contar con la decisión política , los dirigentes de fútbol tienen que tener bien en claro que es lo que pretende del arbitraje, que genere confiabilidad y previsibilidad.
– ¿A su criterio, el árbitro es bien retribuido económicamente?
-Los árbitros tienen salarios de mendigos en el fútbol, los directivos nunca valoraron a los jueces. Yo creo que alguna vez tenemos que plantarnos y, decirles que nos paguen lo que nos corresponde. Si yo te estoy dirigiendo un clásico del fútbol argentino y, cometo un error será difundido en todo el mundo. Y yo al día siguiente tengo que salir en la calle. Los dirigentes manejan fortunas con las recaudaciones, la publicidad y la televisión, sin embargo a los árbitros le pagan el salario mínimo. Yo le pregunto cuánto ganan los jugadores por premio, o cuanto llevan los empresarios de la televisión. Pero, lo más lógico es que a mí me paguen lo que corresponde, de lo contrario le cobro gratis. Yo soy partidario de todo o nada. Uno gana en el arbitraje solo para comprar una casita y vivir modestamente, y cuando llegas a los 45 años a que te vas a dedicar, a abrir las puertas a los taxis. El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones, pero no basta con las buenas intenciones, lo que se necesita del arbitraje es gente que piense en el futuro. Al fútbol le conviene tener árbitros profesionales, pero para eso las asociaciones le tienen que retribuir como corresponde para asegurar el futuro, pero por derecha para no que no haya corrupción. Los árbitros tienen que ganar los mismos que debieran ganar los maestros, quienes son los que forman el futuro de la nación.
¿La implementación de la tecnología dentro del fútbol es necesaria?
–Totalmente, y te lo digo como árbitro falible que fui, haciendo cometido enormes y cantidades de errores, que se pudo haber evitado si hubiera tenido un acompañamiento tecnológico. Y se evita también los escándalos, porque cuando un árbitro sanciona un penal fuera del área y se equivoca, entonces uno comprende y desea que la equivocación involuntaria, basta que el capitán del otro equipo, diga al árbitro, podemos observar la jugada por ser bastante polémica y, al instante tendrás la respuesta que la falta fue fuera del área. Es que si uno trabaja por la justicia, la transparencia y para garantizar la seguridad jurídica dentro del campo de juego, no puede cerrar los ojos a los adelantos tecnológicos, es mentira que el fútbol sería dañado en su dinámica, cuantas veces vemos espectáculos que se malogran, con expulsiones injustas y, que cometen los árbitros por no tener la posibilidad de rever un fallo técnicamente. Y esto ocasiona la reacción de los jugadores, tomando venganza por mano propia, todo por culpa de un horror arbitral. La tecnología no solamente va ayudar, sino va a proteger a los árbitros de la responsabilidad por sus limitaciones humanas. También estoy de acuerdo con aumentar la cantidad de árbitros asistentes, y porque no en el futuro un asistente que sancione los penales, así podría alivianar la responsabilidad de los árbitros.
-¿Porqué la carencia de nuevas figuras en el arbitraje sudamericano?
–Eso, siempre es una interrogante, cómo es que no vamos a tener talento arbitral. Yo creo que en definitiva lo que está fallando es el sistema de detector de talentos y, el sistema de formación integral del árbitro.