Mbeguemi Online: Sobre buitres y otras aves

EL CANTO DEL GALLO

Algo raro está pasando dentro de las paredes de vidrio del palacete municipal. Resulta que la municipalidad debería ser gobernada por un intendente y controlada por doce concejales. Pero la realidad parece ser muy distinta en San Lorenzo: todo parece indicar que algunas personas tienen (o creen tener) más poder que el intendente y la Junta…

Si no recordamos mal, antes de las fiestas, nuestro flamante intendente cantó como gallo mañanero que se iban a despedir más de 400 funcionarios. El canto del gallo parecía indicar que la municipalidad se iba a deshacer de todo el planilleraje instalado por Kiñones II (el breve) y su corte (una docena de concejales desesperados por el rekutu).

Si el lord mayor quería prensa gratis: lo consiguió. Mucha prensa y mucha propaganda. Mientras una multitud de planilleros electorales entraba en estampida porque se quedaba sin zoquete; los obreros de la comuna creían que iban a cobrar sus sueldos gracias a que los parásitos estaban siendo eliminados. Parecía que por fin se limpiaba…

Hasta la población empezó a creer que el nuevo gallo venía para poner órden en el gallinero. Nada que ver. La gran mayoría de los gusanos que estaban siendo fumigados para que soltaran al pobre municipio no murieron sino que enseguida volvieron al ataque… y con mucho hambre. Y no solo eso: aparecieron otros gusanos mas gordos.

DONDE MANDA YRYBU, RYGUASU OKIRIRIRI

Pero el alegre canto del gallo despertó a otros pájarracos más grandes, de esos que comen cosas podridas. Y el kikirikí no les gustó nada. ¿Cómo van a echar a los gusanos y a los moscardones si los yrybú viven de ellos? Chake péa: mientras el “rey del gallinero” sacaba algunos parásitos por la puerta, los pajarracos los volvían a meter por otra puerta.

Es que en la parte más alta del gallinero habían quedado cinco buitres y una urraca de la vieja bandada (los otros volaron). Y estos grandes pajarracos/as se cagaban de risa del pobre gallito. Y de paso, también se cagaban de risa de los seis nuevos pajaritos que aterrizaron en el techo del gallinero. Hace rato que ellos mandaban y todo seguiría igual.

¡Estos no saben nada! – decían los cinco buitres y la urraca-  ¡con unos cuantos picotazos los vamos a corregir! Y cada vez que el gallo hacía una cosa, ellos deshacían. La rebelión de los pajarracos se complicó bastante, porque los nuevos pajaritos volaban rápido y no eran tan pichones como ellos creían. Es más, los que ligaron picotazos fueron los buitres.

EL SEÑOR DE LOS ZOQUETES

Mientras los nuevos empezaban a revisar el gallinero, y mientras los cuatro buitres y la urraca estaban muy ocupados tratando de esconder sus osamentas y carroñas. el Buitre Jefe de arriba –aprovechando que todos miraban para otro lado… empezó a meter sus pichones por todas partes. Muchas caras nuevas aparecieron por Recursos Humanos.

Y no conforme con ser el señor de los zoquetes de la Municipalidad, abrió otra oficina de Recursos Humanos allá arriba dónde él es el pajarraco en jefe. Incluso, cuando descubrió que el gallito nuevo andaba tras los pasos del pulpo odix, se lo llevó volando hasta las ramas altas para asegurar que nunca se pudieran pillar sus macanadas.

Y así como el buitre mudo mete su gente en todos lados, los nuevos pajaritos no pueden nombrar ni siquiera un mísero secretario de confianza, porque les meten mil trabas: que no hay rubros, que se extravió el expediente, que parió la burra… eré eréa. El buitre mudo (que ahora habla y todo) hace y deshace: hasta trae barrabravas con corbata…

EL CANTO DE LOS PAJARITOS

Mientras todo esto pasa, la gente se deleita escuchando el canto mañanero de los nuevos pájaritos. Estos nuevos empiezan a revisar y a escarbar el gallinero, porque se huele a podrido. Pero ¡Oh sorpresa! el nuevo gallo no quiere escuchar a nadie: No quiere que le hagan preguntas, no responde notas ni resoluciones. Cierra puertas y ventanas.

Uno de los nuevos pajaritos –que por cierto canta muy bien- mostró en sesión de la Junta una larga lista de notas y pedidos que se enviaron al gallo municipal pero que nunca fueron respondidos. El choguí presentó una minuta preguntando por la famosa caseta de oro… (que habría costado una fortuna, o dos) pero que permanece llaveada.

Como si le hubieran puesto una tachuela en la silla el viejo yrybu kiñokis saltó de su silla. El ex intendente –temblando de nervios- respondió que él era el creador de esa magnífica obra. Y hasta se puso tartamudo cuando Isaac dijo a la plenaria que él solo quería saber cuánto se pagó por esa garita… y por qué estaba cerrada. Mas que explicar parecía que kiñokis intentaba hacer callar a su colega liberal (y cada vez más nervioso).

Ya tanto alborotaba el pajarón que su viejo socio y colega el cocinero tuvo que hacerlo callar: y bastó que se mencionaran un par de cosas “sobre ciertas irregularidades” para que kiñokis se callara por el resto de la sesión. Por suerte su $ocio lo hizo callar a tiempo, porque cuando “Tío Alcy” abre la boca siempre mete la pata. Es muy cooperativo, él.

PAJAROS QUE CANTAN Y PAJAROS QUE VUELAN

Otro pajaro nuevo que canta muy bien es un cardenal pyta que suele andar por las ramas altas del gallinero municipal. Y cada vez que trina hace temblar a los yryvu del tercer cielo. Esta vez Derlis hizo un par de preguntas sobre el viejo gallo blanco que cuando mandaba en el corral hizo desaparecer todo lo que había: huevos, maiz, afrecho.

El canto del cardenal sacudió todo el tercer cielo: pidió que se averigue cómo anda la causa judicial que supuestamente la a$e$oría jurídica estaría llevando contra el ex intendente (también conocido como Padrillo Colorado) por malversación y una larga lista de mondahato. Los ojos de algunos yrybu parecían huevo duro, luego.

Jodida la cosa: si hasta ahora el caso Ferrer no se movió un centímetro (ni para atras ni para adelante), si encima el nuevo intendente no quiere responder ninguna nota, ninguna pregunta, si también el famoso a$e$or jurídico fue traído al gallinero por el propio Ferrer, y para colmo los funcionarios que manejan todo el fato… son parientes del acusado… ¿Quién puede creer que finalmente se va a destapar toda la cloaca?

Jodido asunto este de querer investigar al viejo gallo, porque cuando este vaya para la cacerolita le tocará el turno al gallinazo  que lo reemplazó y después al pollo colarte… y quién sabe cuántos buitres podrían terminar encerrados detrás del alambre tejido del gallinero Tacumbu. No solo pájarracos volarían: también chanchos, pulpos y elefantas.

¿SE CALLÓ LA CALANDRIA?   

¡Chake! La calandria colorada anda calladíta últimamente. Y pensar que en los primeros días cantaba tan fuerte, que los viejos Yryvushos se pusieron todos nerviosos. La bella calandria reducteña debe haberse asustado un poquito porque ya no habla más nada del cementerio, y se olvidó del tema de los mil millones. ¿Será que le pasó algo?

Ojalá que no le hayan asustados los pajarracos del tercer cielo, porque al gallo sanlorenzano ya lo tienen medio acobardado. ¡Qué jodidos son estos pajarracos! Las malas lenguas dicen que el Yrybu cocinero y el Pato Tero le retaron mucho, y la rubia ave habría reculado. ¡No pues! No te achiques ahora que recién terminamos de votarte.

En la última sesión se notó la ausencia de dos de los pajaritos nuevos que andaban cantando muy bien: Myriam y Nicolás no estuvieron. Parece que la calandria reducteña anda enfermita nomás, pero que ni bien se recupere va a volver con todo a la Junta ¡Ojalá que sea eso, nomás! ¿No querés ver si ya se nos achicó la señora?

¡CUIDEN AL GALLO!

Hay que cuidar mejor a nuestro nuevo gallo. El pobre está rodeado de bichos peligrosos: hasta kure aparece por el gallinero. Burro, yryvu, mboi, ñandu, anguja y hasta una elefanta se han metido adentro. Y parece que el gallo ya no canta como antes, ni defiende su territorio. ¡chake! ¡que no se contagie de la peste municipal!

Aún hay por allí mucha osamenta tirada, cadáveres políticos, estafadores, escombros y hasta las chatarras de una vieja aplanadora municipal. Que no se nos enferme el gallo, porque ya tuvimos muchos antes… y todos terminaron mal con la ciudad. Y la ciudad peor.  

Ojalá que nuestro gallo vuelva a cantar fuerte, y que se abran las puertas y ventanas de esta casa municipal, para que de una vez por todas termine la oscuridad y volvamos a tener luz y transparencia. Que decir la verdad de frente, no es para mal de ninguno, sino para bien de todos.

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