Columna de opinión

Un mensaje para frenar la violencia

 

Por Oscar Gavilán

“Que las fuerzas de seguridad, Policía, Militares y Ministerio Público no dejen espacio para un principio de disturbio que pueda generar un estallido social en nuestro país”.

La explosión social que se produjo en la ciudad de El Cairo, escenario de la peor tragedia de la historia del fútbol de Egipto, conmovió a todo el Mundo. Tras los disturbios al término de un partido de fútbol, que dejó como saldo cerca de 80 muertos, un millar de heridos, 150 de ellos en condiciones críticas, según el ministerio de sanidad de El Cairo, es preocupante y debe servir de lección para evitar la misma escena en nuestros estadios.

Fue una reacción de la hinchada del club perdedor, que invadió el estadio de fútbol para agredir a los jugadores adversarios, y se originó una auténtica batalla campal, en donde fracasaron las fuerzas de seguridad, tanto policías como militares, responsables de establecer el orden. La tragedia abrió la puerta a un estallido social en Egipto, en donde el pueblo tuvo que salir a las calles a repudiar la violencia, que no solo amenaza con destruir al fútbol, sino a todo un país. Hoy el fútbol mundial está de duelo, el terror se apoderó del alma del hincha y toda una nación sufre.

El deporte egipcio sumerge bajo un golpe de gran magnitud. La Federación ha suspendido todas sus actividades locales e internacionales y los clubes involucrados no volverán a jugar al fútbol. Cientos de futbolistas, técnicos, preparadores físicos, médicos, -entre ellos extranjeros- árbitros y, dirigentes quedarán sin fuentes de trabajo e ingresos económicos. La violencia inclinó la balanza a su favor; el terror, el dolor y la desolación devora al fútbol.

Que la nueva tragedia sea un mensaje para frenar la violencia en nuestro fútbol. Que los responsables de la fuerza de seguridad, Policía, Militares y Ministerio Público no dejen espacio para un principio de disturbio que pueda generar un estallido social en nuestro país. Que las autoridades deportivas y los dirigentes de los distintos clubes busquen por todos los medios evitar una chispa de desorden en los escenarios futboleros; que los miembros de las barras bravas sean conscientes que el peso de la ley sea riguroso cuando desbordan las fuerzas de seguridad y que reciban sanciones ejemplares, para que aquellos que asisten a los espectáculos vayan con la convicción de disfrutar y no buscar conflictos.

 

Esta es la única forma para que el fútbol sea una verdadera fiesta y un espacio de entretenimiento para toda la familia.