Más allá de exponer algunos problemas actuales que afectan al planeta, el Papa Francisco alienta a que el hombre de hoy cambie hábitos negativos en cada persona y propone cinco formas concretas para el cambio de vida. “Agradecer y practicar la gratuidad, Educar en los diversos ámbitos, Destierro del consumismo compulsivo, Olvido del egoísmo y Conversión Interior.
1.- Ser agradecido y practicar la gratuidad: El Papa pide que todo cristiano reconozca el mundo (lo creado) “como un don recibido del amor del Padre”, algo que implica “actitudes de renuncia y gestos generosos”.
Es importante convencerse de que “menos es más” y que se debe crecer en la sobriedad y en la capacidad de gozar con poco. “La sobriedad que se vive con libertad y conciencia es liberadora” puesto que “quienes disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de picotear aquí y allá, buscando siempre lo que no tienen, y experimentan lo que es valorar cada persona y cada cosa, aprenden a tomar contacto y saben gozar con lo más simple”.
Francisco invita también a “dar gracias a Dios antes y después de las comidas” porque ese momento “nos recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida” y “fortalece nuestro sentido de gratitud”.
2.- Educar en los diversos ámbitos: El Pontífice pide no educar sólo desde el punto de vista científico, con leyes y normas como se ha hecho hasta ahora, sino ir más allá. Solicita realizar “pequeñas acciones cotidianas” como “evitar el uso del material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias”.
La educación se puede desarrollar en la escuela, en los medios de comunicación, la catequesis y sobre todo en la familia.
3.- Destierro del consumismo compulsivo: Las personas que se dejan “apresar” por los mercados, son sumergidas en la “vorágine” de las compras y los gastos innecesarios. “El consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecnoeconómico. Ocurre lo que ya señalaba Romano Guardini: el ser humano ‘acepta los objetos y las formas de vida, tal como le son impuestos por la planificación y por los productos fabricados en serie y, después de todo, actúa así con el sentimiento de que eso es lo racional y lo acertado’”.
“Tal paradigma hace creer a todos que son libres mientras tengan una supuesta libertad para consumir, cuando quienes en realidad poseen la libertad son los que integran la minoría que detenta el poder económico y financiero”.
En esta confusión, afirma Francisco, “la humanidad posmoderna no encontró una nueva comprensión de sí misma que pueda orientarla, y esta falta de identidad se vive con angustia. Tenemos demasiados medios para unos escasos y raquíticos fines”.
4.- Olvido del egoísmo: El Papa Francisco sostiene que la situación actual del mundo favorece distintas formas de egoísmo. Así, las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en sí mismas. “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir”. Por tanto, pide “salir hacia el otro” y superar el “individualismo”.
5.- Conversión interior: El Santo Padre recuerda la necesidad de ‘convertirse’, es decir, encontrarse realmente con Jesucristo e iniciar una vida nueva. El cristiano, asegura, debe vivir su vocación admirando la belleza de la obra de Dios y protegiéndola.
Así, el Papa propone “una sana relación con lo creado” como parte de la “conversión íntegra de la persona” y tomando de modelo a San Francisco de Asís. Esto implica “reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde dentro”. (Fuente: Aciprensa)
Para leer completo el «Laudato Si
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