PERIODISMO JOVEN – Muchas veces escuché a mi mamá refiriéndose a las hojas del jardín como “basura”, y no solo a mi madre, sino a muchas personas. En realidad es un término totalmente erróneo. Así como en un principio las hojas tienen vida, ellas “devuelven vida”.
Las hojas caídas son energía pura debido a que ellas poseen los nutrientes que necesitan las plantas, obviamente por que alguna vez fueron una planta viva que absorbió todos esos nutrientes de la materia orgánica e inorgánica del suelo y las almacenó en su cuerpo. Irónicamente muchas veces nos deshacemos de la “energía” y compramos fertilizantes o abono de las agroveterinarias para que nuestro jardín esté espléndido.
Tenemos varias opciones para reciclar esta energía. La primera podría ser dejarlas en donde están, en caso de que el lector guste. Otra opción podría ser la creación de composteras.
¿Qué es una compostera? La compostera consiste en la instalación de mecanismos que faciliten la descomposición de la materia orgánica y las hay de varios tipos: las anaeróbicas y las aeróbicas.
Las anaeróbicas son aquellas que no requieren la presencia de oxígeno para su descomposición, en general se crea un pozo en el cual se vierte material vegetal en desuso, o bien estiércol bovino. Para una óptima descomposición se podría implementar el sistema en pilas, el cual consiste en ubicar capas de “tipos de restos orgánicos”, por ejemplo: Hojas frescas, hojas secas, estiércol bovino. Si contamos con mucho material simplemente repetimos las capas en el mismo orden. Se recomienda mantener el pozo herméticamente cerrado y húmedo debido a que el proceso de compostaje queda a cargo de microorganismos del suelo que necesita del líquido vital.
La compostera aeróbica consiste en la descomposición de los restos orgánicos en presencia de oxígeno. Se puede realizar a ras del suelo eliminando nada más la capa superficial del mismo, ubicar las capas como en el proceso anaeróbico y no nos olvidemos de humedecer para facilitar la acción de los microorganismos, podríamos facilitar el proceso tapando las pilas con polietileno negro, a modo de mantener la temperatura constante (puede llegar hasta 60°). Otro tipo de compostera aeróbica consiste en crear una columna, con paredes que podrían ser de tejido de alambre, utilizando también las pilas de hojas u otro material orgánico.
Quizá al lector le cause flojera la implementación de composteras, pero no olvidemos que estamos en una época en la cual nuestro suelo se está erosionando y empobreciendo brutalmente por falta de un buen manejo y por los abusos a los cuales lo sometemos. Con el compostaje además de ahorrar dinero en recolectores de basura, fertilizantes, abono comercial, y evitando la quema de los restos orgánicos, estamos optando por dejar a la naturaleza que haga su trabajo, y no estamos cortando el ciclo de los micro y macronutrientes del suelo.
Escrito por Cecropia pachystachya (seudonimo), miembro de Ña Mopoti Paraguái