Mbeguemi online: Lecciones que no aprendimos

HEMOS OLVIDADO QUIENES SOMOS Y DE DONDE VENIMOS

A veces pasamos las fiestas de navidad y año nuevo pensando más en lo que vamos a comer y a tomar, que en lo que realmente estamos festejando. No pretendo hacer una predicación, sino cuanto mucho una aclaración, y una apelación al sentido común.

Nos olvidamos que la sagrada familia tuvo que dejar su ciudad y salir a los caminos polvorientos del lejano oriente, porque un dictador romano les ordenaba ir a censarse. María, embarazada, hizo a pié un largo camino, no por capricho de José sino por una ley estúpida que obligaba a empadronarse en la ciudad de los ancestros. No le importó a aquel gobierno que multitudes enteras tuvieran que desplazarse por polvorientos caminos en la temporada de mayor calor. Tampoco previó el gobierno los lugares de alojamiento para los que venían a empadronarse: por ello Jesús de Nazareth debió nacer en Belén, en una precaria pocilga que olía a cabras y a bosta de vaca. – Y ellos eran descendientes del rey David.

¿No se han puesto a pensar para qué los proceres de mayo se enfrentaron a los españoles un 14 y 15 de mayo, arriesgando a que los colgaran de una cuerda por sedición? Aquel puñado de pendejos locos y corajudos se enfrentaron al más grande imperio de la historia solo para que sus hijos y nietos pudieran ser libres. – Para que nosotros seamos libres y soberanos.

¿Nunca se han preguntado por qué nuestros bisabuelos crecieron sin padres? ¿Por qué siendo niños debían ir a machetear el monte con su madre para plantar el maíz y el mandió? ¿Por qué muchos de ellos tuvieron que crecer en un país arrasado, sin posibilidades de estudiar o de tener otro futuro que la superviviencia? – Para que nosotros seamos libres y soberanos.

¿Saben acaso por qué mi abuelo y el tuyo volvieron mutilados, o no volvieron del Chaco Boreal? ¿Por qué sufrieron sed, hambre, fiebre y heridas de bala y cuchillo? ¿Por qué dieron los mejores años de su vida en una tierra afiebrada y sangrienta? – Para que nosotros seamos libres y soberanos.

Y si hoy tenemos una patria, un nombre, una bandera, un sitio dónde vivir y un idioma. Si seguimos tomando tereré o mate, si aún comemos el chipá y tenemos una tierra a la que amamos, es porque somos los descendientes de aquellos héroes. Somos los herederos del Paraguay. Nos han regalado un país… que no es colonia de españa, ni estado brasileño, ni provincia argentina o boliviana.

Vivimos en un país libre. Tenemos una patria que es el Paraguay.

Somos los soberanos, los dueños de esta tierra.

Y vivimos en una hermosa ciudad, una ciudad “universitaria”. Ubicada a la vera de hermosos arroyos y en el crucero de los caminos más importantes de la patria.

Tenemos una tierra bendita regada de agua y verde de árboles dónde una inmensa masa juvenil se prepara para el futuro.

Y sin embargo seguimos tirados en la suciedad, en el caos y en la vergüenza.

Una veintena de malechores nos oprimen y nos exprimen, llevándose nuestra riqueza, nuestros bienes, y lo que es más importante… toda posibilidad de impostergable desarrollo.

Nos roban el progreso y con ello nos roban el futuro. Y nosotros lo permitimos. Nosotros que tenemos en las venas la sangre inquieta de Eduvigis Díaz, y la voz cantante como el clarín del moreno Silva. Nosotros que somos científicos, creativos y artistas como Saturio Ríos, nos dejamos robar por una partida de retrasados mentales y engañosos charlatanes.

Cuando hablamos del pueblo guaraní, hablamos de la “garra”. Y cuando pensamos en nuestra nación, recordamos al León. Ese león que simboliza nuestra fuerza y nuestro justo enojo, y que está en nuestro escudo y en nuestra bandera. Un león no puede ser vencido jamás por las ratas ladronas, ni por las comadrejas que actúan en la oscuridad.

Lo único que puede matar al león son los parásitos que tiene por dentro, si no se libra a tiempo de ellos.

Miren la ciudad en la que vivimos. Vean las calles destruídas, las plazas saqueadas, el robo descarado de nuestro desarrollo, la negación de nuestro futuro.

Miren las caras de los que nos han puesto en esta situación, de los que con gesto soberbio cargan y se llevan a plena luz del día, ante nuestra mirada, todo lo que se les ocurre llevarse.

Ellos son los reyes… y nosotros al pesebre.

¿Quién inventó esta locura? Si hasta Jesús corrió a latigazos a los corruptos del templo ¿Qué nos impide a los sanlorenzanos recuperar el templo de la democracia que es el corrompido palacete municipal?

¿En qué momento se volvió lícito robar? ¿Cuándo fue que defender los derechos de una ciudad –de un pueblo- se convirtió en crímen?

¿En qué momentos el pueblo aceptó ser esclavo de los corruptos?

¿Dónde estás Paraguay? ¿Dónde estás San Lorenzo?

Dónde quedó la garra de este poderoso león, devorado por los parásitos de la política.

Nosotros los ponemos, nosotros los mantenemos y nosotros podemos sacarlos.

¿Cuándo se cambió esa norma fundamental de la democracia?

¿Cuándo dejamos de ser una República?

El soberano es el pueblo, no lo olvidemos. No olvidemos quiénes son nuestros padres y qué sangre corre por nuestras venas. No somos ratas ni serpientes: somos LEONES.

Que a la hora de elegir, nuestra fe, nuestras familias y nuestra patria estén bien presentes en nuestras mentes… para poder limpiar con nuestros votos, la infamia que nos está cubriendo.

Ojalá asi sea.