Mbeguemi Online: La polca 6 de Enero

¡Y bueno! La hermosa ilusión de un pueblo empieza a resecarse, a resquebrajarse y a caerse a pedazos. Aquellos sanlorenzanos que veíamos al jóven y sonriente Felipito como “sangre nueva”, como una esperanza de cambio. Parece que no era –finalmente-ni el fin del malandraje ni el ansiado inicio de una era de progreso y bienestar.

La decepción se deja oir en el chismoseo de los comercios, en los comentarios irónicos que se escuchan en el mercado, en algunos programas “al aire” y hasta en los pasillos del palacete. Los vecinos –que esperaban una selección de gente guapa, capaz, trabajadora y honesta- tiene que volver a ver a  los mismos sinverguenzas de antes.

Y mientras con una oreja escuchaba a una sanlorenzana decepcionada por los nombramientos de Felipito… con la otra oreja escuchaba aquel dulce poema de Clementino Ocampos, bellamente cantado por el duo Quintana-Escalante hacia fines de los años cincuenta: la polka 6 de enero que es un himno a la decepción del inocente.

Era hermosa la mañana, era el día de Los Reyes,
las sonrisas infantiles mundopýre iñasáĩ
cada cual con el obsequio que el mago les hiciera
por ser bueno y obediente, vy’águi osapukái.  

Y pensé que muchas veces, nosotros los sanlorenzanos, -a pesar de ser adultos, padres, abuelos- nos comportamos finalmente como niños. Criaturas que luchan a brazo partido por una persona, por una promesa, por un sueño, y al final, sudorosos por el esfuerzo democrático, sonreímos creyendo que ¡al fin vinieron los reyes magos!. Y no…

Mas un niño que era pobre, también bueno y obediente
al no serle obsequiado isymíme oporandu:
Por qué mamá querida los reyes del Oriente
no me hizo un regalito, ha entérope ogueru.

Y resulta que el “regalito” que inocentemente esperábamos por haber sido buenos y trabajadores, por haber pagado nuestros impuestos durante años, por haber apoyado al candidato del partido con el voto, y además saliendo a las calles para animar a la masa de correligionarios desanimados… el regalito no es para el pobre “pueblito”.

Yo mamita soy más bueno que Antonio y Andresito
y de muchos amiguitos añembo’ekuaaiteve;
qué malos son los reyes no me trajo ni un autito
comprámena mamíta, aipotánteko chave.

Y habiendo merecido el regalo de un buen gobierno, el regalo del progreso, el regalo de ver orgullosos una hermosa ciudad de San Lorenzo que se levanta como el paradigma de la región y del país… seguimos siendo parte del desorden, del atraso, de la frustración de ver como se premia al bandido y se olvidan del verdadero pueblo.

Así se queja el pobre sin cariño y sin halago
que su padre fue un tirano ni ndohecháiva chupe
y esa terrible orfandad no tiene sus reyes magos
que le haga un regalito el 6 de enero jave.

¿Por qué será que los sanlorenzanos creemos en los reyes magos cada cuatro años? Si al final lloramos de rabia y decepción todo ese tiempo al descubrir que el nuevo santo era peor que los diablos anteriores…

Con todo el respeto y admiración que siempre he sentido por NUESTRO GRAN POETA don Clementino Ocampos, y por la emoción que siento cada vez que escucho esa canción tan hermosa y sentimental, no pude menos que comparar el sentir de nuestro pueblo bueno y trabajador, con el dolor que siente el niño inocente cuando no le llegan sus reyes magos.

NO LE PIDAN MIEL AL KUPI’I

Nuestra abuela nos decía que no se le piden peras al olmo, y hasta en una santa misa escuché que “por sus frutos los conoceréis”. Por eso me puse a pensar en los bichos que nos rodean: las abejas que producen miel, los alonsitos que construyen casas, las gallinas que cantando ponen huevos sin otra comida que lo que pueden rebuscarse.

Por su trabajo se juzga al bicho. Incluso la cigarra es valorada por su canto de verano. Pero hay otras alimañas que son despreciados por el perjuicio que causan: el mosquito chupasangre, el cupi’i que nos funde los muebles y los techos, las hormigas que no perdonan ni la huerta ni los rosales, y las ratas que se roban todo lo que pueden.

Asimismo juzgamos a los otros “bichos”, los gusanos de la política, aquellos que conocimos robando y coimeando como directores, como jefes, como intendentes, como concejales, como funcionarios, como administradores. Esos bichos no dan nada bueno: es su naturaleza. No le podemos pedir miel al kupi’i, ni a la rata que nos cante.

Pero ¡Oh mierda! Resulta que nuestro jóven intendente –el que tanto prometía, el que era tan limpio y capaz- se rodea otra vez de la misma basura que trajeron los dos Quiñones, y mantiene en su cargo a las mismas lacras que robaban con don Albino, y pone como directores a aquellos BICHOS que tanto daño nos hicieron como ciudad.

LA DECEPCIÓN QUE NO QUEREMOS SENTIR

Al ver algunos nombres tan mal recordados que vuelven a cargos tan mal usados, se nos cae a pedazos la esperanza que teniamos (y aún tenemos) por el jóven intendente. No estaremos felices con gente bruta e ignorante como “Speedy Gonzalez”, con gente corrupta y prepotente como aldo rikacho, ni con ña olga la enterradora, y otros.

No porque “se les persiga”, no porque “se les discrimine”, simplemente porque aún están muy frescas y olorosas las tremendas cagadas que hicieron esos badulaques (y otros muchos que siguen en sus cargos). No le pedimos al Intendente que cambie a las plagas del tercer piso, porque en verdad no puede. Pero al menos que limpie su patio.

Y que alguien nos explique por qué, si todavía no sabe cómo arreglar el kilombo que le dejaron “los anteriores reyes magos” este intendente (tan inteligente y tan honesto) vuelve a traer las viejas alimañas municipales que a duras penas pudimos sacarnos de encima.

La verdad es que se puede pensar cualquier cosa, y si esto continúa así… cualquier cosa se puede esperar.