Batalla de Boquerón: Aporte solidario, valiente, lleno de coraje y valor del soldado paraguayo

Hace 89 años el diario “El Orden”, graficó con la frase “El principio del fin” tras la retoma del Fortín Boquerón por parte de las tropas paraguayas el 29 de setiembre de 1932. La Batalla de Boquerón está considerada como uno de los capítulos más decisivos de la Guerra del Chaco, a pesar de su alto costo de vidas humanas. Hoy también se recuerda el “Día del Soldado Paraguayo”, en honor al sacrificio y valentía demostrada.

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Las trincheras, las precarias construcciones reconstruidas, las “tucas”, los cementerios y el sitio donde se encontraba la laguna de agua dulce son algunos de los componentes de este lugar coronado por una estupenda escultura de Herman Guggiari. Boquerón es el sitio donde todos los años el día 29 de septiembre tiene lugar la ceremonia de recordación con la presencia de algunos veteranos y autoridades paraguayas. La ocasión se presta para conocer los senderos ecológicos del lugar y visitar también la ciudad de Neuland, una de las más activas comunidades mennonitas del Paraguay. Se encuentra a 450 Km. de la ciudad de Asunción

Con justicia:
Por el valor del sacrificio efectuado en la fecha también se celebra el “Día del Soldado Paraguayo”

La Batalla de Boquerón, es una de las más importantes y cruentas batallas combatidas durante la Guerra del Chaco (1932 – 1935) entre Bolivia y Paraguay.

El amanecer del 29 de setiembre del año 1932, el grito de victoria se escucho en la voz salvaje y bravía de los valientes paraguayos ¡La primera gran batalla de la Guerra del Chaco estaba ganada!

El aporte solidario, valiente, lleno de coraje y valor del soldado paraguayo, estaba demostrado, para defender lo nuestro “nuestro chaco”.

¡Con la moral enaltecida, los soldados festejaron la victoria; después de 23 días de asedio continuo, con la perdida diaria de muchos de los combatientes compatriotas; se había logrado el objetivo: recuperar Boquerón!

El mayor boliviano Alberto Taborga había expresado del soldado Paraguayo: “En las privaciones y sufrimientos del Chaco podemos decir que la Guerra del Chaco la ganó el soldado paraguayo, capaz de vencer penurias y fatigas, de realizar marchas penosas días y días, bajo el sol de fuego o bajo una lluvia incesante, de dormir en el suelo sin abrigo y afiebrado bajo las noches estrelladas del Chaco meses y años, de marchar con los pies descalzos y sangrantes, manteniendo en alto el espíritu guerrero del guaraní y pelear de nuevo de día y de noche con decisión y bravura. “Son temerarios en el combate”, sin lugar a dudas es así; y lo habían demostrado en el día a día.

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El asedio a Boquerón ya había iniciado 23 días antes, el ejercito Boliviano hacia años, que venía adentrándose en el chaco; sin que los sucesivos gobiernos, preocupados más por las guerrillas internas, no hacían nada para recuperar nuestro territorio del enemigo que amenazaba con llegar hasta el Río Paraguay; para así tener una salida al mar.

La despreocupación del gobierno, por la defensa de nuestra soberanía, llego muy lejos, llegando a costar inclusive la vida de un grupo importante de estudiantes secundarios; quienes preocupados de la situación y sentirse invadidos y desprotegidos, se presentaron en una manifestación pacifica frente al palacio de Gobierno, para solicitar la intervención del mismo; recibiendo como respuesta balas de Cañón. Es lo que hoy día recordamos cada 23 de octubre; como la inmolación de estudiantes compatriotas en manos del mandatario nacional Dr. JOSE PATRICIO GUGGIARI; presidente en ejercicio en aquel entonces.

Asume como Presidente del Paraguay del Dr. Eusebio Ayala decretando la movilización general de la población masculina nacional, para la defensa de nuestro territorio y retoma de los fortines en poder del invasor.

Comienza el movimiento bélico paraguayo cuando tropas paraguayas asentadas a la vereda de la laguna “Pitiantuta”, son desalojadas por una facción boliviana que cree haber descubierto primero dicha laguna denominándola “Chuquisaca”. Por lo que el Estado Mayor del Ejército boliviano, ordena la toma de los fortines paraguayos, el Cnel. Peñaranda, arrasó Corrales el 27 y Toledo el 28; el Tte. Cnel. Luís Emilio Aguirre, toma el Fortín paraguayo “Boquerón”, el 31.

El operativo “Retoma de Boquerón”, a cargo del El Cnel. Paraguayo Félix Estigarribia, recibe la orden oficial y desplaza un contingente de 5.000 combatientes paraguayos al teatro de operaciones, armados de fusiles, ametralladoras, cañones, obuses, morteros y apoyo de aviación.

Enterados el ejército invasor del inminente ataque, en “Boquerón”, se alista una defensa formidable al mejor estilo prusiano y alemán. Preparan trincheras cubiertas al nivel del suelo, nidos de ametralladoras camufladas y “caminitos” por donde se asegure el fuego boliviano medido y calibrado.

El tendido del hermético cerco, se completó en 2 días. En esta táctica muere un teniente al tratar de retener la irrupción paraguaya que días antes escribió a su madre diciendo: “mamita adorada, consuela a mi viejo, dile que su hijo sabrá vencer o morir en el campo de batalla”…

Los Regimientos Campos de La Paz y el 14° de Infantería de Oruro, con unos 500 hombres, al mando del Teniente Coronel Manuel Marzana, rechazaban los continuos intentos de recuperar el Fortín que habían cercado con más de 14.000 soldados paraguayos, habiendo anexado grupos de comandos para el efecto.

La aviación boliviana de exploración, distingue el enorme contingente uniformado, nunca antes visto en el Chaco. La orden del Cnel. Marzana es terminante: “El destacamento tiene la misión de defender sus posiciones sin abandonarlas bajo ningún pretexto”

Muy temprano, la artillería paraguaya abre fuego sobre el fortín Boquerón provocando las primeras bajas bolivianas, destrozadas por las granadas. Al mediar la mañana en las trincheras bolivianas, se hizo escuchar la carga paraguaya “¡Aña memby….! ¡Viva el Paraguay! ¡Muerte a los bolis!”, eran regimientos íntegros de caballería y artillería, sobresaliendo en el centro, el regimiento Curupayty desalojado de Boquerón el 31 de julio, quienes obtuvieron el permiso de atacar primero. La descarga de fusilería boliviana los frenó a los cien metros. Cayeron centenares de jinetes con sus cabalgaduras, el ambiente se llenó de gritos, disparos y relinchos. La carga había fracasado, centenares de muertos quedaron en el campo de nadie.

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Las tropas paraguayas reordenadas, atacaron por segunda vez; se debía arrasar con el fortín. Renovado fuego de artillería y nuevo asalto de los paraguayos con la bayoneta calada. ¡¡Nueva carnicería!! Esta vez los oficiales paraguayos ya no encabezaron el ataque de sus tropas. Ocho intentos y otra vez los ataques paraguayos fueron rechazados; centenares de muertos paraguayos, una veintena de bolivianos destrozados por la artillería paraguaya.

La desordenada retirada paraguaya, provocó claros en el cerco, así al anochecer, un destacamento de jóvenes orureños del 14 de Infantería, al mando del Cáp. Tomás Manchego, ingresa a Boquerón en camiones, con dos ametralladoras Vickers, ubicados en los lugares vulnerables del fortín.

Estigarribia, reajustando el plan, con informes de prisioneros bolivianos, hablaban de la existencia de 6.000 combatientes y 600 oficiales, (falso: solo existían 619: su comandante, un mayor, 4 capitanes, 7 tenientes, 14 subtenientes, 2 médicos, un sanitario, un chofer y soldados).

La táctica elegida fue el hostigamiento, con morteros y granadas y las ametralladoras harían fuego constante contra las trincheras.

El ejército boliviano rompió tres veces el cerco, con lo que el total de combatientes subió a 619, sumándose efectivos del Regimiento “6 de Caballería” de Oruro, comandado por el legendario Germán Busch; el Destacamento “Peñaranda” compuesto por una compañía del Regimiento “Lanza” de La Paz; y finalmente una compañía del Regimiento “Campero” de Chuquisaca.

Descubierto tardíamente el plan de Estigarribia por Marzana, quien ordena, el ahorro de la escasa munición con que se contaba; asimismo se minimiza la ración de agua y comida.

El asedio continua incesantemente, registrándose a diario una decena de bajas. Los ataques sorpresivos son igualmente desbaratados. Los muertos ya se cuentan por millares.

En el lado paraguayo, se observa la polvareda provocada por decenas de camiones que proveen de municiones, víveres, agua y galletas.

La noche de ese día, Marzana escribe en su diario de campaña: “La artillería enemiga concentra su fuego sobre nosotros. Nuestros tres cañones contestan de tarde en tarde para no agotar demasiado rápido su escasa munición. La infantería paraguaya hace esfuerzos sobrehumanos para ganar nuestras trincheras, mas los nuestros disparan sus fusiles con la más correcta puntería, midiendo el peligro, quedando el campo sembrado de cadáveres y también de heridos cuyos quejidos se escuchan toda la noche. Se han agotado los medicamentos. El ánimo levantado de jefes, oficiales y tropa se mantiene inalterable. Parece que actuáramos en una maniobra y ninguna calamidad nos arredra” La falta de ataque, y tranquilidad extrema hace temer lo peor en las filas bolivianas. ¡¡La madre de las batallas!!

Fueron vanos los intentos de la Fuerza Aérea Boliviana por intentar abastecer por aire con vituallas y municiones, que en muchos casos eran aprovechadas por los mismos paraguayos que, en gran número, rodeaban el fortín.

El 29 de septiembre de 1932; al haber agotado sus municiones, agua y comida; se alzaron banderas blancas. Fueron capturados 20 oficiales y 500 soldados bolivianos, además de un importante botín de guerra. Con las primeras lumbres del amanecer, suena el clarín de la victoria, no en la voz ronca de la corneta, sino en el grito salvaje y bravío que nace del fondo del alma de la raza, anunciando que se ha ganado la gran batalla de la guerra.

“Los bravos soldados bolivianos del teniente coronel Marzana habían resuelto capitular la noche anterior”.
El ejército Paraguayo perdió a unos 7.000 combatientes y como 150 hombres del lado boliviano. Por la magnitud de la Defensa de Boquerón (con trincheras inexpugnables) es considerada hoy como una de las acciones militares más heroicas de la historia de la humanidad, donde se puso de manifiesto una vez más la Bravía y perseverancia del Soldado Paraguayo. ­ “Dice el capitán norteamericano David Zook en su libro La Conducción de la Guerra del Chaco: ‘Boquerón, la primera batalla decisiva de la Guerra del Chaco, dio al Paraguay una enorme ventaja sicológica y obtenía el dominio completo de la campaña.­ ‘Su ejército, pobremente adiestrado, derrotó a la crema de las fuerzas de Boquerón y en el curso de esta experiencia, los inexpertos muchachos campesinos de un principio se transformaron en duros veteranos.­

La moral boliviana quedó destrozada con la caída de Boquerón y conmovió hasta sus cimientos la relación entre civiles y militares en el país del altiplano’, termina diciendo el capitán Zook.

“Al día siguiente de la rendición del teniente coronel Marzana, el presidente Ayala llegó a Boquerón para promover al teniente Coronel Estigarribia, al grado inmediato superior. Al prenderle las insignias le dijo escuetamente: ‘Coronel Estigarribia, sos digno de mandar soldados paraguayos’.­

“El comandante en jefe del Ejército paraguayo estuvo, indudablemente, a la altura de su misión”. La Guerra del Chaco creó al victorioso Comandante José Félix Estigarribia, una reputación de genio militar de primer orden’.­

Al conmemorarse la gran victoria de Boquerón y el Día del Soldado Paraguayo, y en homenaje a tan gloriosos héroes de la Soberanía Nacional, sirvamos a la patria con fe ciega y renovada pasión, desde el lugar donde nos quepa actuar y demostrar nuestra gratitud, a nuestros Excombatientes que supieron enfrentar al enemigo hasta vencerlo; y ayudar al engrandecimiento de nuestra bella nación guaraní.

Fuente del texto: MEC