Mbeguemi online: Discurso sobre la cagada

Para los que aún creemos en la justicia, para quienes creían un  Estado de Derecho, y para quienes manteníamos un delgado hilo de fe en las instituciones públicas: para todos… tengo muy malas noticias.

La municipalidad se acusa a si misma

Y es que leyendo la última publicación aparecida en la página del ciudadano Carlos Ferreira Lugo, no podemos creer lo que los documentos públicos nos muestran. Cuesta creerlo, pero los papeles son claros, ciertos e irrefutables: nos están cagando alevosamente y en patota.

Y aquí no puede nadie salir a decir que “el ciudadano Carlos Ferreira ha inventado una patraña contra la administración municipal”… porque todo lo que el denuncia en ese espacio web está basado en documentos entregados por la propia Municipalidad. Son documentos que llevan firmas, sellos y declaraciones de concejales, asesores y administradores. Ellos mismos se ponen la soga al cuello.

Ojo con las malas palabras

Cuando usamos el verbo “cagar” –palabra perfectamente aceptada por la RAE- generalmente pensamos en una persona evacuando el vientre en la intimidad del baño. En casos de urgencia, uno puede ocultarse en cualquier parte: en un yuyal, detrás de un árbol. Y nos ocultamos porque “cagar” es un acto privado y vergonzoso: en esos momentos el ser humano no quiere ser visto, ni oído… ni olido.

Incluso la palabra “cagar” es definida como malsonantepor el diccionario.

Pero en nuestra realidad política, hasta ese pudor se ha perdido.

La propia Municipalidad, a través del portal de Información Pública, es la que emite los documentos oficiales y públicos donde se demuestra con meridiana claridad que nos están cagando. Dicho en otras palabras: aquí no hay ni siquiera una pared que oculte al que está haciendo la cagada, ni un árbol… ni un yuyito.

Nos están cagando en público, y a la vista de todo el mundo, con sellos y firmas.

La falta de pudor –entiéndase impunidad descarada- llega al extremo que, la Municipalidad se ha convertido en una letrina usada por diez honorables culos al mismo tiempo.

Eso sin contar los dos asesores: licenciado Richart Carreras y abogada Marisa Arévalos quienes han sido contratados para darle un poco de perfume a la gran cagada conjunta, pero que también nos están cagando.

Ambos deben firmar lo que sea si quieren conservar el zoquete mensual.

Aprobar lo que no existe

Según el diccionario de la RAE, la expresión “la cagaron” se refiere a un grupo de personas que “cometen un error dificil de solucionar”.

No es este el caso de la $anta Aplanadora cuyos 9 secuaces, a pesar que siempre “la están cagando” aparentemente tendrían alguna forma de solucionar sus errores.

Porque “la honorable cagada” fue que la Junta Municipal le aprobó al Intendente un gasto de 72 mil millones de guaraníes sin necesidad de mirar un solo documento. Aprobaron un multimillonario gasto sin siquiera mirar un ticket de supermercado.

Normalmente, cuando alguien nos quiere cobrar algo revisamos la factura detalladamente. Miramos si no nos cobran de más, o si no estamos pagando por algo que no compramos. Hasta mi abuelita hace eso cuando va a la despensa a pagar “su libreta”. Y si estamos conformes, pagamos. O no aceptamos pagar.

Pero ante la sorpresa de muchas personas, en la sesión ordinaria del pasado 20 de enero apareció sobre la mesa la Ejecución Presupuestaria del año 2020, que los nueve concejales aprobaron a coro, sin mirar ni mostrar un solo papel. Lo hicieron públicamente, ante miradas, cámaras y micrófonos.

Nadie pareció oir el reclamo de dos concejales que manifestaron reiteradamente que no les habían permitido ver ningún documento, motivo por el cual se abstuvieron de votar: no podían aprobar ni rechazar algo que no les permitían evaluar. Algo que se estaba escondiendo de todo el mundo.

Siete días después

Cuando decimos que “la cagaron” nos referimos a que los nueve concejales aprobaron una ejecución presupuestaria una semana antes que las Comisiones Asesoras dictaminaran la aprobación: siendo que ellos mismos integran esas “comisiones asesoras”.

Cuando decimos que “la cagaron” nos referimos a que los asesoretes Richart y Marisa recomendaron la aprobación mucho después de que esta ocurriera.

Pero el descaro ha llegado a tal punto que, más allá de que se aprueban ellos mismos todo el colosal desfalco que llevan adelante, ni siquiera tienen la prolijidad de hacer las cosas bien.

Según la citada publicación, toda esta maniobra de “los honorables representantes del pueblo” habría permitido una repartija de más de 1000 millones de guaraníes. Y eso es solo en ese día… y eso es solo lo que se puede presumir por ahora.

Ya nada interesa, todo es tan apresurado y desmesurado que no hay necesidad siquiera de perder el tiempo disimulando…

Hay que embolsar lo más rápido posible, porque el tiempo se acaba.

La consigna parece ser “aprovechemos mientras el pueblo duerme…”

Papel perfumado y talquito

Lo más destacable de esta gran cagada es que los nueve honorables -que están cómodamente instalados tirando el dinero público a la letrina-, lo hace públicamente. No ocultan nada.

Ni siquiera disimulan.

Sus propios documentos los acusan. Es como si sacaran sus honorables culitos por las ventanas del tercer piso mientras el pueblo, atónito, se niega a creer lo que ve.

Pero no es solo el pueblo el que está allí presente: ¿Qué pasa con el Ministerio Público? ¿Qué pasa con los peritos de la Contraloría General de la República?

¿Ellos no ven los documentos que están exhibiéndose en el portal de Información Pública? ¿No escuchan el pedorreo? ¿No huelen la mierda?

¿No saben lo que pasa?

Porque si ellos no ven nada ¿a quién vamos a recurrir? ¿Al tribunal de La Haya? ¿A los árbitros de fútbol? ¿Al Vaticano? ¿A la Dirección de Meteorología?

Mientras los grandes medios de prensa se preocupan por saber si un cuaciclón de la NASA bajó en Marte, y los medios locales leen mensajes bíblicos todas las mañanas, las leyes de la nación son usadas como papel higiénico para limpiar el culo de los políticos que nos están cagando.

Mientras nosotros nos tapamos los ojos y la naríz con repugnancia, la contraloría le cambia los pañales al Intendente y a sus secuaces, y por si fuera necesario les pone talquito, para que no se les paspe ninguna honorable parte. Acá se huele a aceite, y no es aceite para bebés.

Como afirmaba Pitágoras en su obra “sobre la naturaleza” comer y evacuar son cosas naturales e inevitables que nos permiten seguir viviendo. Deberían saber eso nuestras autoridades, que hace rato que ganan más que sus “dietas” porque se están comiendo nuestro dinero público y nos están cagando no solo la actual ciudad de San Lorenzo, sino también el futuro nuestro y de nuestras familias.

Ver para creer

Si alguien quiere negar esto, que lea primero los documentos publicados por la Municipalidad en el portal de Información Pública, y si no le basta con eso, que se de una vueltita por cualquiera de los 54 barrios de esta pobre ciudad de San Lorenzo.

Los únicos lugares donde no hay ruina, pobreza, necesidades, perjuicios y destrucción son… las casas y las cuentas bancarias del Intendente Municipal, sus Concejales asociados, los asesores que limpian sus botas, y los funcionarios corruptos que se alimentan de sus migajas.

¡Ah! Y a los que se ofenden por palabras como caca, cagada, culo o mierda… pueden ir comprándose un diccionario. No hay palabras malas, cuando estas sirven para definir claramente hechos corruptos, delictuales y perversos.

Y cuando vuelvan a sacarse “fotos de inauguración”, y extiendan las sucias manos como si estuvieran orando algún dios, recuerden como llamó el nazareno a vuestros antecesores hace casi dos mil años: ¡sepulcros blanqueados!