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Los “fotogénicos”

Aprovechando que casualmente estamos en plena temporada electoral, Bigote Candado se encuentra abocado a entregar tarjetas de Pensión Alimentaria a los adultos mayores de nuestra ciudad. En la forma como quieren mostrar el “asunto” pareciera como si fuera él quien está ayudando a los abuelitos y abuelitas a recibir su merecida Pensión Alimentaria. Nada que ver.

Es una Ley Nacional que dispone fondos del Tesoro Nacional para que personas mayores de edad –en situación de pobreza- reciban una ayudita económica. Nada tiene que ver Bigote Candado con la cuestión, salvo que la Municipalidad -que debería saber quiénes son los ancianos sin recursos de la ciudad- debe acompañar a los censistas del Gobierno Nacional  para que encuentren a los que realmente necesitan.

Los “apurados”

A pesar de su oblonga figura, el honorable no pierde oportunidad de sacarse fotos entre multitudes y luego publicarlas por todas partes. Por suerte son fotos y no videos… porque el muchacho figuretéa y… sale rajando.

No le gusta que la gente se le acerque. Empieza a sudar cuando el pueblo se le arrima.

Una cosa es decir “aprobado” en medio de la $anta Aplanadora rodeado de compinches y con polícias en las puertas, y otra cosa juntarse con la chusma.

Y tan apurado andaban Bigote Candado y sus secuaces que se les olvidó que ellos eran los organizadores del acto. Ni siquiera organizaron nada: mientras personas mayores se amontonaban unos sobre otros –desesperados por la acuciante necesidad- en medio de la terrible PANDEMIA, ellos se sacaban la foto y escapaban. La concejala Porotea tampoco se quedó mucho: parece que algunas ancianitas allí presentes eran vecinas del famoso terrenito que se quiso robar, así que cuando las vió, ¡puf! desapareció.

Los “organizados”

Nadie parecía ver que todos esos abuelitos son personas que se encuentran en alto riesgo de muerte y que estamos en la ciudad con más enfermos de COVIP de todo el país. A nadie les importó que algunos vinieran en silla de ruedas, otros con dolores y malestar propio de la edad. No les importó: solo había que juntarlos allí, aprovechándose de su necesidad, para sacar la foto política, y para que nadie pregunte demasiado sobre el tema.

Los “administradores de la oscuridad”

Mientras tanto los transparentes funcionarios de Acción Social no saben, no informan, no dan a conocer la bendita lista de 1.836 adultos mayores a los cuales –supuestamente- se les repartiran los kits de alimentos. ¡Dignos secuaces de Quiñoquis! Siempre ocultando información pública para que nadie los mire, para que nadie los controle.

La tradicional oscuridad administrativa del momento.

Uno se pregunta: Si todo es tan correcto, tan transparente ¿Por qué hay tanto que esconder? Porque hasta dónde sabemos la Junta Municipal es como la diosa Astrea que no ve nada siempre que le pongan alguna cosa de peso en su plato. ¿Será que quieren esconder al propio pueblo sanlorenzano lo que piensan hacer con su plata? Nooo… ¡eso jamás! Ni pensarlo.

Los “kid”

O tal vez los famosos “kits” terminen destinados a una repartija entre hurreros, y para hacer campaña entre los sectores más necesitados de la ciudad. Exactamente como hizo hace poco el genial Feliz Pillo que salió a repartir “ricas comiditas” por el sur de la ciudad.

Ahora entiendo por qué antiguamente a los bandidos se les llamaba kid: Billy the Kid, el Pirata kid, Sundance Kid, y ahora “Acción kid”. Jodidos estos últimos porque parecen ser toda una pandilla. Peor que “los Dalton”.

La pandilla de los raudales

Apenas empezó el año, y ya la Santa Aplanadora de miércoles abrió la canilla del derroche público. No podían esperar un minuto más para volver a gastar millones de guaranies con el cuento de los famosos bacheos. Fue nuestra “profecía” de navidad, y apenas cambiamos de calendario… se cumplió: volvieron a declarar “emergencia vial”.

Como decía el mafioso Pablo Escobar… “cuando se gana bien, no se deja jamás el negocio”. Hay otra frase –también famosa- del finado delincuente colombiano: “yo le mato a tu abuelita, y si tu abuelita está muerta, la desenterramos y la volvemos a matar…”

Calcado el libreto de la Santa Aplanadora… “tapamos el bache, si aparece lo enterramos, y si no aparece… lo desenterramos y lo volvemos a enterrar”. Y cada vez que llueva en San Lorenzo, Bigote Kandado y sus secuaces mirarán el fecundo trabajo de los raudales y dirán: ¡Bonanza! ¡La lluvia trae bonanza!

Las caras de cemento

Mientras la Santa Aplanadora, se pasa tocando la falsa sirena de la emergencia vial, maquinarias, equipos, materiales y funcionarios del MOPC se la pasan bacheando calles de San Lorenzo. Y no hablo de rutas nacionales, sino de calles municipales como por ejemplo la avenida San José. ¿No será que los muchachos hacen asfaltar al primo Wiens, para usar la platita de la emergen$ia muni$ipal pro bolsillo?

Y casualmente ¿De dónde sale la platita de tu campaña, Felíz Pillo?

Mientras se transaba alegremente otra nueva emergen$ia vial, un concejal recomendó usar hormigón o cemento, para evitar que el raudal se lleve los asfaltos. ¡Buenísima idea! Pensaron al instante Kandado  y sus secuaces… el asfalto flota, el cemento se hunde… no se va a notar que el raudal se lleva la calle. ¡Eso si! No vayan a poner hierro, ni mucho hormigón. Que si los baches no vuelven… ¡se acaba el dulce!

¡Hay que tener cara de cemento!

Los grandes chef

Mientras en San Lorenzo, la olla se sigue calentando y el caldo avá sigue oliendo a chura desenterrada, los grandes cocineros de la ciudad parecen haberse alejado del copetín.

Pretenden no tener nada que ver con la cocinada que se llevan a cabo en la ciudad y no quieren que sus blancos delantales se salpiquen con tanta grasa ni que se les impregne el olor a “papas quemadas”.

Hay que dejar que los secuaces desechables continúen robando: total está todo oscuro, la contraloría no prende ninguna vela, y el ministerio público no tiene pilas para la linterna. Y los que se atreven a denunciar son tachados de “rebertes”. Todo está bien: los secuaces se queman las manos en la olla, y ellos limpios e impolutos como blancas palomas.

Gracias al estratégico perfil bajo, Padre e Hijo pueden seguir recibiendo las “tajadas” de siempre, sin quitarse los guantes ni ensuciarse la blanca túnica, mientras los otros les preparan el camino al poder municipal. Trabajan como “Split”: friamente, desde lejos y muy silenciosos.

¡Hmmm! ¿No se les habrá olvidado un detalle?

Carrera Bosá

Cierto espacio de difusión digital, ha intentado hacer una encuesta sobre candidatos a concejales colorados. La “ciudadanía” debe opinar por quién de ellos votaría.

Como si fuera una carrera donde los competidores son: Lilo, Nery, Carlitos, Patotero, Pachanga y Nelson.

Lo raro es que algunos de estos “corredores” en vez de salir manejando su poderosa candidatura, se dedicaron a pedir –incluso exigir- a sus compinches que “voten” y que hagan votar y que si podían volvieran a votar. Parece que a algunos el “formula uno” no les arranca y tienen que salir a la pista empujados por los secres. 

  • Unos ponen música de rock, con la esperanza de que los cuatro esclavos que lo siguen, empujen más rápido.
  • Otros han estado entrenando durante cinco años (empujando buses internos).
  • Otros se sientan al volante y fuman… creen que están ganando y no van a ninguna parte.
  • Hay quien cree que entra “de cabeza” como ganador.

Pero, lamentablemente, la mayoría de estos simuladores, en una elección de verdad, no califican ni para carrera bosá.

(Será duro despertar en la llanura, y con la comitiva fiscal a la vista).

Los pandilleros

Hay quejas de funcionarios municipales que son apretados por los pandilleros de siempre para que se muestren a favor de los candidatos del oficialismo sanlorenzano. A todos los funcionarios les agradecemos por la información enviada y les rogamos que sigan enviando videos y grabaciones. Con todo ellos haremos un artículo periodístico especial, un capítulo especial de Mbeguemí, y una denuncia bien documentada que presentaremos ante las instancias correspondientes.  ¡Chake pachu! ¡Chake elefantita! y ¡Chake mondahá water!… que una cosa es robar inodoros, otra cosa es robar salarios y otra cosa es irse preso por varios delitos civiles, penales y electorales.