Apreciado Concejal Municipal Alfredo Lezcano:

En respuesta a su amable nota del pasado 10 de noviembre, quisiera manifestarle, en primer lugar, nuestra sorpresa por su extremadamente rápida reacción: dado que usted alega haber tenido conocimiento de nuestra publicación el día 9, y ya ayer –apenas al día siguiente- tiene usted la virtud no solo de darse por enterado y responder, sino de haber hecho ya un aparente sondeo de la internet con referencia a

“… la intencionalidad maliciosa de ciertas personas que a través de las redes sociales han distorsionado la información dándole otra interpretación a su publicación con la intención y el ánimo de desprestigiar a mi persona…” 

Lastimosamente, no comparte usted con nosotros la información sobre quiénes serían esas personas que maliciosamente distorsionan nuestras publicaciones. Quizás podríamos entrevistarlas.

Lo que sí nos llama la atención es su pronta reacción sobre el tema, y el tenor de su nota que –evidentemente- deja notar cierto agravio, cuando en realidad nosotros no teníamos conocimiento que lo denunciado tuviera alguna relación con la Junta Municipal o, con su labor como concejal de la ciudad. Tampoco teníamos conocimiento de que persona alguna estuviera usando su nombre con fines difamatorios, calumniosos, o injuriosos, y por ello nos sentimos sumamente interesados en saber quién o quiénes son esas personas. Así, tal vez pudiéramos indagar por qué se la toman –quizás injustamente- con su persona.

Lo que nuestro medio publicó, es una clara irregularidad: publicar datos oficiales que no coinciden con la realidad. Si ello se debe a falta de eficiencia por parte de algún funcionario público, o a una falta administrativa, o a un simple error informático, no lo sabemos… pero lo hacemos constar. Ese fue, es y será el trabajo de la prensa, en el Paraguay y en cualquier otra nación libre del mundo.

Quizás hubiera sido mejor que usted –honorable concejal de esta bella ciudad- lo hubiera denunciado en vez de tener que hacerlo nosotros. Y no lo decimos porque haya escrito tantas minutas, sino porque como contralor de la administración municipal es esa su función. Y se lo decimos con el mayor respeto y aprecio, como compueblanos sanlorenzanos que somos.

En realidad, no alcanzamos a entender qué tiene usted que ver, -o por qué se da usted por agraviado– con una publicación que se refiere a una notoria e innegable falencia administrativa del Ejecutivo Municipal. ¿Acaso –como dice la voz popular- se pone usted el sayo que le correspondería a otra persona?

Realmente en su escrito percibimos términos y expresiones, que antes de aclarar lo que queríamos averiguar, nos confunden aún más, ya que sus palabras mencionan en forma vaga e imprecisa a:

 “… personas que difaman y calumnian transmitiendo información distorsionada sin medir las consecuencias que la misma puede acarrear, aunque simplemente da pena la frustración reflejada en dichas personas.”

¿Qué otra información distorsionada habría, además del citado documento público de contenido falso?

¿Qué consecuencias puede acarrear a un ciudadano presentar su queja y reclamo por un dato tan notorio e inexacto como el que fue publicado?

Pero reconozcamos que en su referencia a “…la frustración reflejada en dichas personas…” tiene usted plena razón. Y es que en el diario trabajo periodístico se recogen muchas expresiones como las que usted menciona, en las calles, por parte de ciudadanos que no se encuentran satisfechos con el rol que cumplen las autoridades por las cuales han votado. Si bien la decepción con respecto a la clase política es casi general, y es a nivel nacional, creemos que en San Lorenzo, la ciudadanía –de manera mayoritaria- no se encuentra muy feliz con sus representantes.

Nos alegramos que usted sienta pena por estas personas, eso es empatía, señor Alfredo Lezcano, y esa empatía lo distingue a usted como un gran ser humano.

Finalmente, apreciado concejal municipal, le reitero mis respetos y afecto hacia usted como ser humano y compueblano, haciendo propicia la ocasión para recordarle que cuando usted juró como concejal se mencionó la frase “… y si así no lo hiciereis, Dios y la patria os lo demanden…”. Por si acaso le recuerdo que “la patria” es el mismo pueblo que le ha votado y que nosotros y nosotras (el pueblo) tiene el derecho de requerirle a cualquier autoridad.

Y si no sabe quiénes somos, mire por la ventana, somos todas y todos, somos el pueblo, los que estamos afuera.

Opinar, requerir, averiguar, preguntar, revisar, participar… eso es democracia, apreciado concejal municipal. No es motivo de ofensa, salvo para los tiranos.