La plaza de la vergüenza

El espacio más emblemático de la ciudad está en ruinas

Generaciones de sanlorenzanos se han sacado fotos en esta plaza para enviar a sus familiares que están en otros países. La plaza Cerro Corá siempre fue un símbolo de nuestra ciudad: no solo por su céntrica ubicación, no solo porque a su lado pasan todos los paraguayos que viajan de la capital al interior por la avenida Mariscal López. La plaza Cerro Corá fue parte de momentos importantes de la historia –no solo de San Lorenzo- sino de todo el Paraguay.

Un horrendo panorama tiene hoy día la Plaza Cerro Corá

La memoria viva de nuestra ciudad

En su límite ESTE se encuentra nuestra catedral, edificio que fuera construido por años con el esfuerzo de una comunidad creyente, y que forma parte del propio escudo de armas de la ciudad. En su límite OESTE -mirando hacia el arroyo San Lorenzo- está la casa donde viviera Juan E. O’Leary, y que fuera sede de las legendarias tertulias culturales de hace un siglo, donde personalidades destacadas de todo el país debatían ideas políticas, recitaban poemas, asistían a conciertos y peñas musicales.

En esta plaza se formó el batallón nambi’i liderado por el Sargento Cándido Silva, antes de ir a tomar posiciones de combate en Curupaity.

Décadas más tarde, en el mismo lugar, se emplazó la primera línea telefónica, donde un asistente militar retirado, oía los partes de guerra del Chaco Boreal y los registraba en una pizarra para conocimiento de vecinos y transeúntes. Muchas madres sanlorenzanas lloraron en esta plaza, la partida de sus hijos hacia las dos grandes guerras.

Pero para amar la tierra que pisamos, para venerar los lugares emblemáticos de nuestra tierra –cuanto menos- debemos ser patriotas.

Debemos sentirnos PARAGUAYOS.

Pero el sentimiento del patriota no es igual, ni siquiera lejanamente parecido, al pensamiento frio e irreverente del mercenario: el patriota nace, vive, respira y si fuera necesario morirá por su tierra, por su gente, por su patria. El mercenario está de paso, y por la plata. No le importa nada en absoluto, salvo lo que tiene en la bolsa.

Un gobierno que desprecia a su propia ciudad

La plaza Cerro Corá es testigo innegable de que nuestra ciudad no está en manos de patriotas, sino de saqueadores, oportunistas y mercenarios políticos,

Caminando por ella encontramos raigones y troncos de árboles tirados sobre lo que alguna vez fueron veredas y canteros de césped. Ya no hay flores, el verde césped que antes brindaba un paisaje especial al lugar, ahora es tierra muerta. Los bancos que aún no desaparecieron están rotos, descoloridos. Las veredas de baldosas se han convertido escombros revueltos, entre destrozadas columnas de hormigón cuyos cascotes y hierros oxidados parecen la escena de una película de guerra.

¿Dónde están aquellos hermosos faroles, las flores, los bancos, las pulcras veredas, y el verde césped? Al ver este hermoso solar convertido en semejante ruina, uno llega a pensar que alguien la hubiera destruido a propósito.

San Lorenzo del Escorial o “calle de la escoria”

No cabe imaginar semejante abandono que ahora se propaga –como una plaga- por la peatonal que en dirección SUR pasa frente al Palacete Municipal con el pomposo nombre de “San Lorenzo del Escorial”

Calle de la escoria debería llamarse, en homenaje al señor intendente y a la honorable partida de charlatanes del tercer piso, que desde sus vidriosas oficinas con cafecito y aire acondicionado no alcanzan a ver –o no quieren ver- el desastre que tienen bajo sus propias narices.

Si esto es así, ahora que estamos en “época de promesas”… imaginen lo que va a ser nuestra amada ciudad, imaginen en lo que se va a convertir, cuando ya no sea necesario prometer nada…

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Por: Carlos II