¿Democracia o voto feudal?

De tanto que vivimos sumergidos en el abuso y en la injusticia, de tan sometidos y avasallados que estamos, muchas veces no percibimos la diferencia entre la realidad que nos imponen a la fuerza, y los derechos y obligaciones que las leyes y la constitución nacional establecen. Por eso es bueno poner la realidad y lo ideal en contraste, para que nuestros ojos se abran.

Foto: Difusión

UNAS SEMANAS ANTES DE LA VOTACIÓN…

EN UNA DEMOCRACIA

  • Las personas se encuentran en las calles y alegres hablan de los preparativos que están haciendo para el día de votación.
  • Algunas personas usan remeras o banderines con consignas democráticas y propuestas electorales.
  • Los trabajadores, en sus ratos de descanso intercambian opiniones sobre cuáles son las mejores propuestas para votar en las próximas elecciones.
  • Un amable grupo de personas visita a los vecinos para responder preguntas sobre los proyectos que su partido tiene proyectados.
  • Las autoridades salientes rinden cuentas a la ciudadanía de todos los logros y proyectos alcanzados y de los recursos utilizados en una audiencia pública. Creen que su trabajo honesto y transparente es el mejor currículum para ser reelecto.
  • Los funcionarios públicos trabajan tranquilos, en sus respectivos puestos de labor.

EN SAN LORENZO

  • Las personas tienen que aguantar ruidosos parlantes con propaganda política a toda hora, en la siesta, por la noche.
  • Algunos ciudadanos descubren con fastidio y desagrado que le han ensuciado el automovil con numerosas calcomanías políticas.
  • Los trabajadores, son reunidos en horario laboral para ser advertidos que en caso de apoyar a otra lista electoral, serán trasladados, no se renovarán sus contratos y serán echados.
  • Las murallas de la casa amanecen llenas de pinturas y grafitis políticos. Nadie les pidió permiso. Un capanga ligado a un legislador mafioso les advierte “por quien deben votar”.
  • Las autoridades salientes dejan de rendir cuenta, despiden a los opositores y amenazan a los funcionarios. En vez de rendir cuentas, aprovehan para rapiñar todo lo que pueden mientras les dure el cargo.
    (No saben si tendrán otra oportunidad).
  • Varios funcionarios son despedidos por ser de la otra lista. Los que no son echados, deben dejar de atender a los contribuyentes para salir a las calles a repartir volantes, colgar pasacalles y pintar paredes ajenas.

EL DÍA DE LAS ELECCIONES…

EN UNA DEMOCRACIA

  • Los votantes amanecen felices y aprovechan las primeras horas del día para ir caminando depositar su voto.
  • Cada familia: padres, abuelos e hijos mayores se reúnen para ir todos juntos a elegir el proyecto que les gusta. No todos piensan igual, pero están emocionados por poder participar con su voto.
  • Los representantes de los partidos políticos organizan las mesas de votación, desde tempranas horas saludándose respetuosamente y ocupando sus lugares. Reina un ambiente de respeto y caballerosidad.
  • En los locales de votación se respira un aire de respetuoso orden. La gente conversa amistosamente en voz baja.
  • En los accesos de cada local de votación la policía orienta a los votantes a los efectos de encontrar sus mesas.
  • Ningun móvil ni vehículo circula por las calles con publicidad electoral, se respeta lo que manda la ley.
  • La jornada electoral acaba sin incidentes a la hora fijada.

EN SAN LORENZO

  • Las personas son despertadas a bocinazos por el nervioso chofer de un auto alquilado, desde el cual un caudillo político les apura para ser arreados al local de votación.
  • Un dirigente prepotente les ordena a todos entregar sus cédulas de identidad. “Mañana pueden pasar por casa para que se las devuelva”. Un votante pregunta cuánto le va a pagar si le entrega la cédula.
  • Los dirigentes de cada partido tratan de copar las mesas a los efectos de asegurar la victoria de cualquier modo. Hay discusiones, empujones: hay que ganar sin importar nada. Ni siquiera importa el voto popular.
  • En los locales de votación reina la tensión y el nerviosismo. Las personas ven con desagrado el actuar prepotente de los políticos.
  • En la entrada del local de votación la policía observa a personas que salen al paso de los votantes y se los llevan aparte.
  • Autos con propaganda proselitista pasan frente al local de votación. Algunos se estacionan a pocos metros.
  • Toda la jornada hubo denuncias contra personas que retenían cédulas o inducían al voto. A última hora hay incidentes en los portones de acceso, todos van a última hora a votar.

EL DÍA DESPUÉS…

EN UNA DEMOCRACIA

  • Es lunes: la gente acude normalmente a sus lugares de trabajo.
  • Las personas se enteran en pocas horas del resultado exacto e indudable de una elección democrática. Vencedores y vencidos se saludan respetuosamente.
  • Las ciudades amanecen con total normalidad en los días de la semana siguiente a las elecciones.
  • Los ganadores de la justa electoral son felicitados por aquellos que perdieron la elección.
    Se busca la integración de todos.
    Continúa el progreso, se terminan los proyectos pendientes, se inician nuevas obras de infraestructura.
  • La ciudad continúa con sus actividades normales, aguardando los solemnes actos de asunción de las nuevas autoridades y el discurso de despedida de quiénes dejan el gobierno. Las autoridades salientes muestran y difunden cada uno de sus actos de gobierno.
    Se nota la prosperidad en las zonas comerciales, en los excelentes mercados, y en las vías de comunicación. Los excelentes edificios del sistema educativo contarán con nuevas alas para ciencia y deportes y se abriran bibliotecas nuevas en los barrios. Los hospitales y centros médicos cuentan con excelente infraestructura y servicios de apoyo como paramédicos y ambulancias.
  • HAY PROGRESO, JUSTICIA Y LIBERTAD.
    EL PUEBLO VIVE SEGURO Y SATISFECHO.

EN SAN LORENZO

  • Las oficinas públicas están vacías. No se sabe lo que podría llegar a pasar.
  • Pasan las horas y los días sin saberse a ciencia cierta el resultado final. Las bocas de urna discrepan con las opiniones de los candidatos. Todos dicen haber ganado.
  • Las ciudades amanecen llenas de papeles, las murallas sucias de afiches, pintatas y grafitis. Pasacalles por todas partes.
  • Hay denuncias de fraude, mesas y locales impugnados. Aparecen videos y grabaciones de actos prohibidos por la ley electoral.
    Todos dicen haber ganado. Se habla de fraude y de conspiración internacional. Acusan a los observadores, a la ONU y a la OEA.
  • Un gran número de funcionarios son despedidos al tiempo que las nuevas autoridades empiezan a nombrar a parientes y amigos en los cargos “liberados”. Las autoridades salientes son denunciadas por las nuevas autoridades por faltantes de dinero, malversación y estafa. Los funcionarios despedidos se manifiestan y rompen los vidrios del palacio municipal. Cancelan los itinerarios de todos los transportes públicos y los mismos son otorgados a “nuevos empresarios”. El palacete municipal permanece rodeado de antimotines, manifestantes y gente que no sabe por dónde entrar para hacer sus reclamos o pagar sus impuestos vencidos.
  • EL DESASTRE CONTINÚA OTROS CINCO AÑOS. QUIZAS CAMBIARON ALGUNAS CARAS, PERO EL SISTEMA CONTINUA.

Por: Carlos V