Cultivo de marihuana a cambio de carne

Por Claudia Meaurio

Una realidad cotidiana de ciertas comunidades pobres del Paraguay es el cultivo de marihuana. En dichas localidades la hierba ha tomado gran valor y se ha convertido en un mecanismo de renta que posibilita a labriegos obtener alimentos básicos, según informaciones divulgadas por la agencia  (EFE).

Flor de marihuana. Foto/ ABC Color
Flor de marihuana. Foto/ ABC Color

En San José del Norte, menciona la publicación que “Una anciana de pelo blanco y vestido negro cruza un largo camino de tierra roja. Sale de la chacra que está detrás de su pequeña casa con un enorme fardo en la cabeza, una imagen tradicional del Paraguay rural donde abundan las plantaciones de tabaco y yerba mate pero, en este caso, lo que la mujer sostiene es marihuana”.

 

La información se adentra aún más al detallar  que la mujer en cuestión lleva su carga hasta uno de los almacenes de la colonia campesina de San José del Norte, más conocida como Kambá Rembé, en donde cambiará la marihuana por carne.El costo del alimento es de G.  20.000, unos cuatro dólares americanos aproximadamente y que iguala el valor de la droga.

 

En  Paraguay, el cultivo de la marihuana es ilegal, sin embargo más de la mitad de esta comunidad ubicada en el departamento de San Pedro es dueña de plantaciones de tres o cuatro hectáreas de esa yerba junto a su casa.

“La gran mayoría de la gente se dedica a ese rubro porque no hay una alternativa de producción. Ya sabemos que es ilegal y que los que se dedican a eso son delincuentes, pero nadie quiere ser delincuente, lo que pasa es que nos obliga la necesidad en la que estamos”, mencionó a Efe Francisco Larrea, docente de la comunidad.

 

Con 6.000 hectáreas de plantaciones, las organizaciones de narcotráfico de la región exportan aproximadamente al año unas 20.000 toneladas de marihuana, distribuidos a  Brasil,  Argentina, Uruguay y Chile,  en donde el kilo  del producto ronda los mil dólares.

 

Recientemente en Albacete (España), fueron halladas  tres hectáreas de plantación, las cuales son consideradas como la mayor  producción encontrada hasta la fecha. En tanto que en Paraguay las autoridades han destruido unas 1.200 hectáreas de cultivos ilegales solo en lo que va de 2015 en base a lo publicado por la agencia.

“Esas toneladas son bolsas y bolsas que llenan camiones, aviones y helicópteros que pasan frente a la comisaría local, frente a los controles de carretera y de aduanas, los campesinos son el último eslabón y lo hacen porque no queda alternativa”, aseguró a Efe Antonio Santa Cruz, concejal del distrito de General Resquín, al que pertenece Kambá Rembé y otras colonias donde se produce marihuana.

 

 

La situación registrada en  la zona es conocida desde 2009, cuando la Policía Antinarcóticos hizo una intervención para destruir esos cultivos.

Entonces el Gobierno intentó abordar el problema y los campesinos dejaron de cosechar marihuana con la esperanza de volver a dedicarse a otros productos si se mejoraban los caminos y otras necesidades indispensables para ellos, pero la ausencia de respuesta del Estado y el aislamiento que persiste en la zona volcó de nuevo en 2013 a miles de familias al cultivo de la planta ilegal.

 

El  pasado miércoles 2 de setiembre ocurrió algo insólito en la zona, pues  gran cantidad de vecinos de  Kambá Rembé salieron a manifestarse, tras una intervención policial para eliminar los cultivos de marihuana.

Larrea solicitó para la comunidad una alternativa para poder cambiar  la actividad que realizan, ya que no quieren ser delincuentes. Asimismo aseguró que se encuentran en una situación de límite, sin acceso a buena educación, ni médicos, y el mercado para cualquier producto agrícola está a 400 kilómetros del lugar.

 

La Policía reportó que eliminaron  unas 140 hectáreas de plantaciones en el pueblo. Por su parte Santa Cruz ironizando sobre el tema dijo  “¿Y ahora de que va a comer la gente?”, “La mandioca se vende a 100 guaraníes el kilo, la fábrica de almidón y la de caña de azúcar no funcionan por falta de apoyo estatal. No hay caminos, un médico para todos y solo hasta las tres de la tarde. Además, prohibido enfermarse el fin de semana”, puntualizó.