La presión ciudadana que busca ordenar la ciudad no debe detenerse

Desde el incendio del pasado 4 de abril, donde el fuego arrasó unas 300 casillas ubicadas en forma irregular en plena calle céntrica, se han hecho un total de cinco manifestaciones organizados por ciudadanos independientes que reclaman a las autoridades municipales el urgente ordenamiento de la ciudad en el sentido de “calles y veredas libres de todo tipo de obstáculos”. La determinación tomada por este grupo es la “no aceptación de curitas que solo tapan superficialmente las heridas, pero que sin embargo permite agravar mucho más el problema del desordenado centro sanlorenzano.

La actualidad es fiel muestra  de que todos los que ocuparon los lugares de poder en la ciudad nunca actuaron de manera responsable para “curar” definitivamente el mal, por el contrario la enfermedad se ha ido agravando aún más con el tiempo.

Como muestra sólo basta dar un “paseo” por la calle Sgto. Silva desde Defensores del Chaco hasta San Lorenzo, donde cada vez se instalan más casillas, cuyos dueños inclusive baja de camionetas lujosas dando a entender que no se trata de ciudadanos que luchan por el día a día. Otra muestra de la flojedad municipal es la propia plaza Cerro Corá que la comuna enrejó con la promesa de mantener más ordenado, sin embargo hoy es común ver a carretilleros bajando varias cajas de diversos tipos de frutas en uno de los costados de la calle Rodríguez de Francia.

Los reclamos que vienen haciendo “Todos por San Lorenzo” y San Lorenzo de mueve” son de mucho valor porque sirve para resaltar que en esta ciudad, de lo virtual también se salta a la realidad, pues éstas inquietudes que hoy salen a la calle nacieron en las redes sociales. Otro punto muy importante es que hasta hoy los reclamos no fueron “dirigidos” por ningún sector político electoral.

Aparte, nos hace recordar aquello de que las autoridades están para “cumplir los mandatos del pueblo” y si acaso “olvidan” se les hace recordar por medio de estos actos ciudadanos perfectamente válidos, donde sólo se pide a los “empleados de la comunidad” a que cumplan con sus promesas ya que se les paga por ello.

Los años de silencio del pueblo hizo que hoy día la ciudad este inmersa en un desorden prácticamente generalizado, y para que esto no siga empeorando, la presión ciudadana y las protestas deben continuar “hasta que la clase política se vea en la obligación de actuar”.